Juan Vico
Los regresos de Dino Campana
Los textos que siguen pertenecen al libro Los regresos de Juan Vico (Galaxia Gutenberg, 2024) en torno a la vida del poeta italiano Dino Campana.
«El hijo nació y tuvo un nombre.
Durante los dos primeros dos años de su vida, el nombre, Dino, correspondia a un cuerpo, a una respiración, al balbuceo del hijo único.
Luego nació otro cuerpo que vació el de Dino.
El nombre del hermano menor era compacto, grávido, suficiente.
Dino, en cambio, era un hueco en el que arrojar la frustración, el desprecio al marido, el desprecio a Marradi, el pueblo natal del marido.»
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«Pero nunca que hay que fiarse demasiado de las imágenes, lo sabemos bien: aunque valgan más que mil palabras, habría que ver qué palabras son esas, quién las piensa, cómo se ordenan en el hielo de la página y con qué intención vibran en unas cuerdas vocales en el instante de ser ofrecidas al mundo.»
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«Dino Campana, un puñado de poemas magistrales y una terrible historia de amor.»
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Según Pascal, la infelicidad de las personas se debe a que no somos capaces de quedarnos quietos en nuestra habitación, pero es obvio que en muchos casos ocurre justamente lo contrario. Ambas posibilidades servirán para explicar la lógica vital de Dino Campana, a quien por el momento no se le ocurre mejor idea que recuperar el curso perdido en la casa de Marradi.»
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«Parece que no pasa casi nada en Florencia, pero todo está pasando sin cesar, y es a menudo en los tiempos muertos, de hecho, en la mecánica reverberación de los paréntesis, donde se dilucidan los matices de nuestra fortuna. Dino deambula a lo largo de via Calimala y pesca un retazo de conversación, una frase que se desliza sin querer por su conducto auditivo, vibra en el tímpano, es acogida por los huesecillos del oído medio, se traslada hasta la cóclea y desde ahí, electrificada, viaja a algún punto del cerebro donde, años después, almacenada entre otros miles de millones de estímulos, macerada con paciencia en la bodega del inconsciente, rebrotará convertida, por qué no, en uno de sus versos más celebrados.»
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«En su primera, postergada y única visita al paciente Campana, Giovanni está a punto de ser testigo involuntario de algunos de los horrores que alberga el manicomio de Ímola, similares, por supuesto, a los de cualquier otro manicomio de la época, mezcla imposible de hospital, asilo, cárcel y almacén de familiares incómodos. […] Giovanni camina por un infinito pasillo y no quiere mirar, pero mira, o peor aún, ve sin ver: bultos que se agitan, esqueletos que se arquean, bocas que ofrecen palabras que se van a repetir, indescifrables, en sus pesadillas.»
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«La poesía, ha descubierto Dino con el transcurso de los años, no siempre se parece al rapto, sagrado o demoniaco, que tanto han descrito los propios poetas, hambrientos de admiración. La poesía es más bien un interminable proceso de mezcla y de decantación, se dice Dino, el poeta químico. La poesía es darwinista, afirma Dino Campana, ante la mirada escéptica de los compañeros con los que comparte tertulia en un rincón del bar Nazionale. La poesía, mis semejantes, mis hermanos, es un trabajo paciente en el que se talla, se pule, se rectifica y, sobre todo, se desecha […].»
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«[…] ¿Sabía usted que Cavalcanti se inspiró en un pasaje del Cantar de los cantares? En concreto aquel que dice:
¿Quién es esa que llega,
recostada sobre su amado?
Dino sonríe: no, no lo sabía, y ella asegura que es el libro que ha leído más veces, pese a ser rotundamente atea. Sólo hay un tipo de amor, sentencia Sibilla, aun cuando el amor se manifieste de formas muy diferentes; por eso el más bello poema religioso jamás escrito es, al mismo tiempo, el más bello poema erótico.»
[…]
«En la enfermería, los días y las noches se confunden, como en un poema olvidado.»
[…]
«Todo se pierde, y todo regresa, susurras, ¿o puede que nunca se acabe de marchar?
Imágenes,
imágenes,
imágenes…»
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Dino Campana (1885, Marradi – 1932, Florencia) fue un poeta italiano. Mostró signos de inestabilidad mental desde la juventud. Realizó estudios de Química en la Universidad de Bolonia, pero no terminó la carrera. Llevó una vida trashumante por Europa y América Latina, realizando numerosos trabajos, como bombero, policía, músico o vendedor ambulante. Pasó un tiempo en prisión. Su poesía fue publicada en 1914 con el título de Cantos órficos. En 1918 fue internado en un centro psiquiátrico, donde permanecería hasta su muerte.
Juan Vico (Badalona, 1975) ha publicado las novelas Hobo (2012), El teatro de la luz (2013), Los bosques imantados (2016), El animal más triste (2019) y Los regresos (2024). Es también autor de varios poemarios, del libro de relatos El claustro rojo (2014) y del ensayo sobre cine La fábrica de espectros (2022). Su trabajo ha recibido reconocimientos como el Premio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita, el Premio de Novela Fundación Monteleón o la residencia de escritura MALBA, entre otros. Actualmente es profesor en la Escuela de Escritura del Ateneo Barcelonés.
Publicado el 20/10/2025