Aleisa Ribalta

Jugando a los dados

[…] se dan cita personajes que se mueven entre la historia y la leyenda, la literatura y el mito. La diosa del Yangtsé, Odiseo y Penélope conviven con los taínos, la madre de Tesla y la mujer del Dr. Bach; un espacio donde lo irreal cobra cuerpo y lo real se diluye. Conviven también con una voz en apariencia autobiográfica pero que, no obstante, podría ser la de cualquiera de nosotros parados frente al amor o el desamparo. Navegando a contracorriente, de costado a su tiempo, Ribalta Guzmán vuelve a la poesía como zona sagrada; como veneración a las posibilidades plásticas de la palabra. También lo sagrado como consagración, es decir, como intento de dotar de significación al mundo. Desde esa significación, funda una cosmogonía propia, con sus claves y secretos particulares […].

Kelly M. Grandal

Arigato

A José Adrián Vitier, nieto de poetas

A cree que lo sabe todo.

Y he ahí el encanto de A.

A, que también podría

llamarse X, vuelve de su TAO,

surco y espiral, karma:

nos reencontramos.

A, que está roto por dentro,

al vuelo, se compone.

Llega con una jaula

hecha de güines,

pone a cantar un tomeguín.

Vamos pa’l monte

(me dice con lascivia).

A tiene una cámara

desde donde empuña

catalejo, merjet.

Hueco para mirar

el mundo juntos.

Tiene dentro la luna.

Acullá fieros rondan:

los duendes,

los demonios,

lo obscuro…

como a todos.

Ni héroe

ni antihéroe.

Ni víctima

ni verdugo.

Un buen tipo

¡además!

Rama

hoja

corteza

(necesaria).

Un musgo

fino

cubriendo

el árbol

que intacto

observa

su ilusión

de loto

sentado

en su bondad.

Pero me alcanza…

Dispara

fulmina

(revelando)

en el mismísimo

centro

de mi

soledad.

Fúndeme con tu arcilla


una mano como las raíces de un árbol
un vaso campaniforme lleno de huesecillos de ignorancia

Clara Janés


Toda la Poesía al horno

una mezcla de lodo

dudosamente maleable

inasible la puta

no se deja besar

En setenta ánforas

vacías

recurren

Aquiles y Áyax

jugando a los dados

qué de cántaros

mudos

en el Tiempo

Uno sólo puso

sobre masa templada

lanzas en V

escudos a un lado

un cuatro Aquiles

un tres Áyax

Pentesilea fulminando con sus ojos

al del talón ya menos vulnerable

mirando altiva

sangra

grácil y blanca

como

ninguna

¿atravesada por qué lanza?

¿qué tendría la arcilla?

Huele fresca la rúbrica

sobre lécito en negro

«Exequias me hizo»

Annona squamosa

A mi abuelo José de la Caridad Guzmán


Cuando el abuelo sembró

jaspeada y larga

la semilla

no sabía que plantaba

el Yggdrasil

Era el árbol más nuestro

allí nacimos todos

de él nos colgábamos

para parecer

monos en las fotos

La vida gustaba

de tarde en tarde

de colgarse

como nosotros

al anón del patio

Allí sucedía

en todo su esplendor

germinaba

nos la podíamos

comer feliz

El viejo juez sacaba

día tras día el taburete

lo recostaba al tronco

bajo la misma sombra

A los cinco años de plantado

ya daba buenos frutos

casi cincuenta

todos igual de dulces

porciones del paraíso

Compartía el abuelo

sus anones

cómo esconder

aquel olor dulzón

en el patio interior

de un suburbio

lleno de niños

Si entrábamos por el callejón

(allí frente a la casa

de Andrés el de Jimagua)

era parada obligatoria

aquel árbol pequeño

que paría demasiado

Desde el portal sabía la abuela

que cosechábamos

los frutos con que el viejo

saboteaba sus almuerzos

Quítense el uniforme

que el anón mancha

dejen eso para el postre

Pero nosotros

embadurnados hasta la vida

no entrábamos a la casa

porque para qué comerse

la harina de la abuela

si el anón era la ambrosía

suerte de puño rugoso

que llenaba panza

y nos ponía líricos

Una vez el abuelo nos contó

lo del diamante

¿Qué? ¿Es una piedra?

Sí, claro

hay que pulirlo

¿Y eso cómo se hace?

Mucho trabajo decía el abuelo

pero vale la pena.




Wichi a Cofiño desde el más allá

Las ventanas, usted y esas ridículas maneras de soñar

el árbol es más huérfano dentro de una ventana

el trino abandona para siempre al pájaro

para el que desde la ventana le observa

y sabe que no es sordo del todo

y el mar, siempre el pedazo de mar aquel

que no nos sirve para nada

dentro de una ventana

La muchacha que por allí se pasea, va y viene

desaparece, intermitente como el amor…

¡Latido! ¡Sería bueno que se quedara

pero es una ventana!

Cinética del que sueña preso

hiperrealismo non sense

La sensación de aprehensión no tiene remedio

Usted se quedará solo y lo sabe

a menos que la muchacha le descubra

in fraganti, mirándole

y por unos minutos,

con mar y todo,

desaparezca la ventana.

Manual del nómada desorientado

Pasear por una ciudad que no te pertenece,

tiene sus encantos y sus mañas.

La gente es como es, es diferente

no trates de cambiarla

pero las calles, los muros, los conocidos

arcos del triunfo, tienen un historia común,

sudores y sangres de la misma composición

que la tuya, recuerdos que más o menos se parecen.

Los bares son también lo mismo.

Si pides un té, un cortado, o simplemente un café,

sera igual estés donde estés.

Y hasta te cobraran casi lo mismo,

al cambio por supuesto.

Los parques y las plazas

serán gemelos de los de tu ciudad,

respirarás un aire parecido,

sonreirán los niños como siempre,

los perros harán lo suyo en los árboles,

las aves se posarán en los mismos lugares,

y los abuelos entre distraídos y absortos,

verán correr a los nietos,

sostendrán en una mano la correa del perro,

e intentarán dar de comer a las palomas,

con un poco de arroz y de nostalgia en la otra mano.

Si buscas el mar, verás la gran masa azul,

insondable y perenne desde que el mundo es mundo.

No hallarás nada distinto.

El inmenso mar es eso: la vieja composición

de hidrógeno y oxígeno, combinados dos a uno,

que estará quieta o voluble según el día,

fría o cálida según el tiempo,

y esto es así en todos los mares

y todas las ciudades.

Resumiendo: nada cambia,

también tú eres el mismo,

digas lo que digas,

hagas lo que hagas,

vengas de donde vengas.

Y de nada te sirve querer estar en La Habana

o en cualquier otro sitio

porque estás en Barcelona y eres,

uno más entre la gente.

Continuidad del deseo

Y si por algo así

como el milagro del deseo

o el deseo del milagro

o que más da el milagro

si todo lo que hay es

puro y duro deseo

si de repente imaginas

que te espero

o me esperas

allí en el parque

donde nunca hay nadie

ese parque tan triste

que no parece parque

Aquí hago como que no te veo

tú como que no me ves

me siento a tu lado

se llena el parque de flores

de vejetes con perros

pelotas y niños

pajaritos cantando

ah está el parque que trina

de pura vida

lo cual es ideal para un parque

así tan parque solo

que no parece serlo

válganos el decorado

pues por fin nos veríamos

y entre tanta vida

derredor nos besaríamos

seguros de pasar inadvertidos

y el beso sería lo más real

de este sueño

tan irreal como continuo

Estar en un parque

que esta dentro

de otro parque

que a su vez

esta dentro de…

Y para salir del sueño

tendríamos que besarnos

de vuelta de cada uno

de esos parques

hasta no saber nunca

cuál el parque

que soñamos primero

y cuál el último soñado

para siempre sentados

en infinitos los parques

sin saber cuál el cierto

cuál el inventado

y lo peor es decir lo mejor

no pudiéramos salir

nunca de un beso

Un areíto contra Holcan Okot

Esa es Cuba, la isla, la olla puesta al fuego de los trópicos…

Fernando Ortiz

Y dijeron que no querían más puerto que sus brazos

a los llegados por baguá.

¡Oráculos de taínos!

No tuvimos pirámides, solo burdas casitas

en barro amasamos el casabe

con los hijos procreamos

tan mansos íbamos por la playa

desnudos recolectando abalorios

hasta que un día

nos quemaron vivos.

¡Oráculos de mayas!

¿qué mundo era ése

del que presagiaban el final?

sus secretos en ruinas

brillantes ingenieros

el agua sigue recorriendo

canales que nadie se explica

cómo las construyeron

Las ruinas ahí

tal vez, para contarlo…

No tuvimos pirámides

no tenemos ya nada

solo ruinas sin nada que contar.

La historia nos dejo muy mal parados

nunca fue todo el oro del río

canjeable, si es que existió

por esas absurdas bolas de colores.

¿Y si intentamos lo que los ancestros?

calentarnos debajo de una choza

alimentar los hijos

salir a recorrer la playa

al huacal Jaiba y Rabirrubia

Una caracola a cada oreja

por posesión el mar.

Igual sí que podemos vengar a los Taínos

de ellos no quedo ni rastro

de nosotros ¿tampoco?

Tres lindas cubanas

…y el infinito azul arriba con sus nubes blancas

y una paloma se esconde en la nube.

Vuelo en lo azul. Me entristece la impaciencia. Saldremos mañana.

José Martí, Diario de campaña

I

un todus multicolor

barrancolí cartacuba pedorrera

plumaje de ave

pequeña

cantora todo el arcoíris

en ella su canto

verde rojo azul

blanco etcétera

tanto color no es puro cortejo

ni resultado de selección natural

alguna

sabemos que el todus pertenece

a especie única y sin subespecies

de ahí su rara hermosura

II

un priotelus temnurus tocororo

trogón

guatiní su latido

resonancia aire contenido lamento

primo del quetzal

su buche rojo

henchido exuberante dilatado

sabemos que el tocororo

sufre/aprende/tiñe

con mucha sangre

su pecho

que baja

el dolor sublimado

al vientre

de ahí su endémica tristeza

III

reinita azulada

setophaga caerulescens

la bijirita migra

a costa de isla

ama/divaga/hiverna

luego prefiere

el dosel de los bosques

dendroica empolla

con ojos cerrados

madre nutre pichón

desnudo

padre da alpiste en pico

a la incubante

portilla joven

busca y rebusca

en el follaje

algún insecto pequeño

a su regreso

visita flores

de norantea guianensis

liba en éxtasis

se junta con todos

pasea extraño comportamiento

de individuo solitario

que únese

a bandadas

de aves mixtas

sabemos

que para consolarse

de ahí su promiscua alegría

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ALEISA RIBALTA (La Habana, 1971). Reside en Suecia desde 1998. Es poeta y coordinadora cultural. Ingeniera de profesión, se desempeña como docente de asignaturas demasiado técnicas y no directamente relacionadas a la literatura como: Diseño de Interfaces Gráficas, Diseño Web y Programación de Aplicaciones. Escribe desde muy joven mayormente poesía. Talud (Ekelcuá Ediciones, 2018) es su primer poemario que apareció traducido al catalán recientemente en la edición bilingüe Talús / Talud (bokeh, 2018). Publica en Chile su segundo poemario Tablero (Verbo Des-nudo, 2019) al cuidado del poeta Gino Ginoris.

Publicado el 19/10/2022